La CEO y cofundadora de Octopus Force ha demostrado que en Colombia sí se puede crear tecnología. Tiene seis patentes propias y 170 compartidas, y ha desarrollado 150 invenciones y dispositivos que están en el mercado
A los cuatro años, Lorena Valencia (Cali, 44 años) era inquieta y curiosa. Le gustaba explorar, saber cómo funcionaban las cosas. Dos décadas después, luego de graduarse como ingeniera electrónica y emigrar a Estados Unidos, esa pasión se convirtió en el motor para poner andar un sueño al que pocos colombianos le apuestan: hacer empresa basada en ciencia y tecnología.
Junto con su esposo, Andrés Felipe Ortiz, en 2014 creó Octopus Force, una empresa caleña de desarrollo tecnológico y de investigación de punta que en la actualidad cuenta con 243 empleados, seis patentes propias (una internacional) y 170 compartidas con otras empresas. Por sus logros en el campo de la Investigación y Desarrollo (I+D), Octopus fue reconocido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación como un Centro de Desarrollo Tecnológico, una distinción que muy pocas empresas privadas tienen en el país y que les facilita obtener recursos públicos para investigación científica.
Su primera conquista fue crear el prototipo de un laboratorio portátil para trasplantar órganos mediante la técnica de quimerización (que permite la coexistencia del material genético de individuos distintos), desarrollada por el profesor Óscar Gutiérrez, de la Universidad del Valle. Desde ese momento, Octopus Force ha tenido un éxito acelerado que lo ha llevado a obtener, en 2023, el primer puesto entre las pymes en el Ranking de Innovación Empresarial de la Andi y a que Lorena Valencia, como su CEO, fuera incluida en la lista de los 100 Innovadores de Latinoamérica 2023, elaborada por Bloomberg Línea.
En la actualidad, Octopus tiene siete líneas de negocio, entre las que se destaca la creación de nuevos productos y prototipos tecnológicos centrados en el usuario, que son desarrollados en poco tiempo (entre seis a siete meses).
Cuando inició el confinamiento por la pandemia, por ejemplo, desarrollaron un robot que remueve –en pocos minutos– hongos, virus y bacterias, incluida la covid-19 con todas sus variantes, por medio de luz ultravioleta de última generación. Con un 99,9% de efectividad, el DID (Dispositivo Inteligente de Desinfección) se fabrica en Colombia y se comercializa en países como Estados Unidos, Panamá, Perú y Chile. Crearon, asimismo, un Cultivador Hidropónico Automatizado, cuyo sistema inteligente permite el cultivo de plantas para el consumo humano con capacidad de hasta 40 unidades.
La semilla de Octopus comenzó en los años universitarios de Valencia, mientras estudiaba Ingeniería Electrónica en la Universidad Autónoma de Cali. A los 19 años, cuando cursaba los últimos semestres de su carrera, se le presentó la primera oportunidad de mostrar su ingenio. Un general de la Fuerza Aérea Colombiana le patrocinó la construcción de un simulador de vuelo. Sin embargo, como suele sucederle a cientos de investigadores y científicos colombianos, su talento no fue apreciado y terminó dejando el país en busca de oportunidades en Estados Unidos. Luego conoció a su esposo, que vivía en Colombia, y decidió volver, pero con una condición: crear empresa. Así lo hicieron.
Tomado del diario el País
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